Te has decidido por tener la casa de tus sueños y que esta responda a las líneas ecológicas de una casa pasiva, pero no dispones del parcela para edificarla. Te lanzas entonces en la búsqueda de esa superficie que acogerá tu futuro hogar, pero te asaltan las dudas acerca de cómo debe ser este.
Así, antes de nada, debes conocer aspectos tan sencillos como la zona donde quieres ubicar la casa, si quieres que esté o no en un entorno rural o urbano, cuánta superficie necesitas para tu casa y si vas a contar con espacio exterior y el presupuesto con el que cuentas.
Una vez tienes esto claro, no te olvides de estas premisas:
La orientación y climatología de ese terreno.
La cantidad de sol que reciba tu casa y el tiempo de exposición solar será esencial para tu casa pasiva. En este caso, además, debes tener en cuenta la climatología de ese lugar y si esta es muy seca o llueve con frecuencia.
La topografía de ese espacio que vas a habitar.
Una información vital para conocer si ese terreno es firme, presenta inclinaciones, pendientes… Si tienes la suerte de encontrar un terreno que cumpla estas características, lo mejor es ubicar tu casa en un lugar medio alto.
Además, es importante considerar las cualidades del propio terreno como amortiguador de frío-calor, las casas semienterradas son una forma excelente de aprovechar la inercia térmica del propio terreno y reducir las variaciones de temperatura interior.
Así, estos condicionantes determinarán cómo se puede construir, si hay elementos protegidos que debes respetar y qué espacio (de esos metros cuadrados totales) puedes usar para tu vivienda, entre otras cuestiones.
En cualquier caso, se recomienda realizar estas comprobaciones con un técnico (arquitecto / aparejador) para que te puedas cerciorar en caso de duda.