Así son las viviendas de consumo casi nulo
La Casa Pasiva o Passivhaus es un estándar de construcción que surge en Alemania a principios de los años 90. Su secreto consiste en combinar un elevado confort interior con un consumo de energía muy bajo, casi nulo, y a un precio muy asequible que permite amortizar la diferencia de inversión con respecto a un edificio normal en un plazo muy corto de tiempo.
Los edificios pasivos utilizan recursos de la arquitectura bioclimática combinada con una gran eficiencia energética. Minimizando el uso de sistemas convencionales de calefacción y refrigeración, son edificios pensados para aprovechar al máximo la luz y la radiación solar, con un altísimo aislamiento y una renovación del aire a través de un sistema de ventilación con un recuperador de calor.
Se trata de un concepto energético aplicable a cualquier tipo de diseño arquitectónico y cualquier sistema constructivo.
1.- Diseño bioclimático
Un aspecto fundamental para un edificio eficiente pasa por un buen estudio del clima, de la orientación, del factor de forma, del volumen, de la captación de radiación solar en invierno y su protección en verano, de las sombras que tendrá el edificio y cómo le afectan.
2.- Alto aislamiento térmico
Un edificio mal aislado consume hasta un 30% más de energía. Un buen aislamiento reduce pérdidas de calor en invierno y ganancias en verano y, por tanto, la demanda de energía para climatización.
3.- Eliminación de puentes térmicos
Una capa de aislamiento continua, sin interrupciones y sin debilitamientos evita los puentes térmicos, tan habituales en los edificios convencionales y que provocan una gran parte de las pérdidas de calor en los edificios.
4.- Ventanas de altas prestaciones
Las ventanas constituyen el elemento más débil de la envolvente de un edificio. Entre el 25% y el 30% del gasto de calefacción se debe a las pérdidas de calor por las ventanas. Una buena calidad de las mismas y una correcta instalación es fundamental para una alta eficiencia energética.
5.- Recuperador de calor
La ventilación mecánica permite que continuamente se esté renovando el aire interior. Gracias a un recuperador de calor, el aire que, por ejemplo, puede entrar en un día de invierno a 0º al cruzarse (no mezclarse) con el que sale a unos 22º, cede la energía interna transformando los 0º en unos 18º, en función de la eficiencia del recuperador y sin ningún sistema de calefacción.
6.- Estanqueidad al aire
En las casas pasivas se cuida la estanqueidad al aire sellando todas las uniones entre los diferentes materiales del edificio. De esta manera, en el edificio no existen infiltraciones de aire no deseadas.
7.- Confort
Por la homogeneidad de las temperaturas interiores, por el alto aislamiento acústico y por la calidad del aire (en continua renovación y filtrado, por tanto libre de CO2, COVs, polvo, suciedad, polen,…).
8.- Salud
El aire filtrado evita la presencia de polvo y polen, lo que reduce las reacciones alérgicas. La baja concentración de CO2 y COVs reduce la sensación de cansancio, algunas dolencias como dolores de cabeza, irritación en ojos, nariz, garganta, sequedad del sistema respiratorio y algunas enfermedades.
9.- Eficiencia, sostenibilidad y rentabilidad
Eficiente por el bajo consumo energético y, en consecuencia, económico. Sostenible porque el CO2 que deja de emitir una casa pasiva de 350m2 en un año equivale al CO2 que absorben unos 1.000 árboles en un año. Un edificio construido bajo el estándar Passivhaus tiene un sobrecoste de construcción entre un 5 y 10% mayor, pero esto se rentabiliza entre los 5 y los 10 años debido al ahorro energético y de mantenimiento.
10.- Certificación
Las pruebas técnicas y la certificación son el último paso para poder decir que un inmueble está construido bajo los estándares Passivhaus. Es la única garantía de que el edificio se ajusta al cumplimento de los requisitos establecidos por el Passivhaus Institut de Alemania y al nivel de confort interior y de la calidad energética de la construcción hacia el cliente.
Fuente: Idealista.com